El nombre de Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN-B) lo adopta el Comandante Ernesto Che Guevara en marzo de 1967 en la región de Ñancahuazú en la selva boliviana, para firmar el parte operativo del combate inaugural de la guerilla. La parte chilena de la organización que se constituyó como primer objetivo para apoyar las actividades del Che Guevara en Bolivia, pasa a denominarse sección chilena del ELN boliviano, y fue conocida como "los elenos".
En esta presentación vamos a postular que los miembros de la sección chilena del ELN, interpretando la coyuntura político-estratégica de septiembre de 1970, consuman una mutación radical de sus concepciones teóricas y de sus actividades revolucionarias. En efecto, para adecuarse a la realidad chilena desechan las teorías del foco guerrillero para adherir a la estrategia allendista de conquista pacifica del poder, de la que se convierten en firmes defensores; se disuelven; y pasan a colaborar en las tareas del gobierno.
Como es sabido, los primeros contactos entre la Izquierda chilena y la revolución Cubana datan de comienzos de la década del 60 cuando numerosos técnicos nacionales viajan a ayudar en las tareas revolucionarias ante la escasez de personal calificado en la isla. El triunfo de la guerrilla causo un profundo impacto en los militantes del Partido Socialista.
Salvador Allende partió inmediatamente para ver con sus propios ojos como se materializaba la revolución de los barbudos. Como mudo testimonio de ese hecho, su mensaje de apoyo se conserva en el bar la Bodeguita del Medio en La Habana Vieja. Uno de los primeros profesionales chilenos en ser ganado para la causa revolucionaria auspiciada por Cuba, fue el ingeniero-economista Jaime Barrios. A mediados de esa década probablemente por los contactos de Barrios logra acercar a las posiciones cubanas a quien se convertirá en el jefe e ideólogo de la sección chilena del ELN, se trata del periodista Elmo Catalán cuyo nombre de guerra fue (Ricardo).
A mediados de la década Elmo viaja hasta Cuba donde recibe entrenamiento militar. Aunque él no tiene aptitudes físicas para convertirse en un guerrillero de montaña, donde la fortaleza física natural es uno de los atributos más importantes, supera sus deficiencias con un sentido del sacrificio y una voluntad a toda prueba, que todos quienes lo conocieron recuerdan. Ricardo es un elemento confiable para el aparato del Frente América que dirige Manuel Piñeiro. Es el hombre en Chile.
A comienzos de 1966 Catalán recibe el encargo de construir en nuestro país una red clandestina que se haga cargo de parte de la logística necesaria en el intento revolucionario que se realizará en Bolivia en los años siguientes. Sin duda, que por la compartimentación propia de estas operaciones él no sabe que esa estará dirigida por el mismísimo comandante Guevara.
En los planes del Frente América para exportar la lucha armada, Chile era considerado como una retaguardia estratégica, y no como un país donde se pudiera desarrollar las formas armadas de conquista del poder por su territorio, la larga tradición de su Democracia, y por la capacidad de sus fuerzas armadas. Pero, como poseía una amplia frontera poco vigilada con Bolivia, era un lugar adecuado para crear una base clandestina de apoyo a la guerrilla boliviana. Esa fue la razón principal que originó la sección chilena del ELN. Si bien es cierto, que un objetivo era colaborar con las actividades guerrilleras en Bolivia no descartan que dadas algunas condiciones, tal vez luego del triunfo en el país del altiplano, deban combatir por la libertad y la segunda independencia de Chile. Para esto tratan de prepararse. Elmo Catalán logra construir un aparato político-militar clandestino no muy numeroso pero de gente confiable y bien dispuesta para la lucha revolucionaria. Crea un Estado mayor, una logística y los aseguramientos necesarios para el funcionamiento independiente del grupo.
Entre los reclutados se encuentran: Arnoldo Camú (Agustín) y su hermano David, Ricardo Pincheira (Máximo); Beatriz Allende la hija del Senador Allende; Carmen Castillo quien después será mirista; el obrero nortino Calixto Pacheco; los médicos Félix Huerta, Carlos Lorca y Eduardo Coco Paredes; el dirigente portuario Exequiel Ponce; el sindicalista del cobre Carlos Gómez; Jaime Sótelo (Carlos Álamos); los pobladores Domingo Blanco (Bruno), Enrique Ramos (Manuel). Estos eran parte de unos 100 compañeros que completaban la estructura. La gran mayoría de los militantes elenos militaban en el Partido Socialista, y se radicalizaban después de la derrota de Allende contra Frei Montalva en 1964. Al interior del PS constituyeron una poderosa e influyente fracción.
Algunos militantes del grupo recibieron entrenamiento guerrillero, o “cursos de gatillo” como ellos lo denominan, en Cuba. Pocos como Fernando acceden a una preparación acabada que los convierten en cuadros políticos-militares capaces de desempeñarse con éxito en cualquier misión. La mayoría de los militantes recibe algún cursillo donde aprenden poco más que desarmar un arma corta, hacer una Molotov y realizar un contra chequeo. Estas escuelas se realizan en el Cajón del Maipo, Chaihuín en la cordillera de Valdivia; y los instructores eran miembros del grupo con mayores conocimientos.
En la logística del Che Guevara
En 1967 cuando Che ya se encuentra en Bolivia, los elenos se comunican con el aparato cubano por una frecuencia de radio Habana. Quien tiene a cargo las comunicaciones y debe descifrar los comunicados es Taty Allende.
Para apoyar la misión de Che en Bolivia, Elmo Catalán (Ricardo) dispone que algunos de sus mejores hombres entre los que se encuentran Fernando, Carlos Álamos, Félix Huerta, Calixto Pacheco y otros compañeros, realicen exploraciones en la zona fronteriza de Calama para buscar lugares y ayudistas que permitan un fluido transporte de la logística necesaria. Por la cordillera del altiplano pasan armas en vehículos que cuentan con escondrijos, también llevan medicinas, radios, y documentación. También Taty se encarga de enviar personas de confianza que no despierten sospechas a contactar en Bolivia con el aparato clandestino del ELN. En general son mujeres de la burguesía las que cumplen la misión con éxito.
A fines de 1966 comienzos de 1967, mientras la guerrilla de Che comienza a deambular por la zona de Ñancahuazú el doctor Félix Huerta viaja a Cuba para convertirse en médico militar. Pasa el curso con éxito. Cuando celebran la graduación en el Hotel Habana Libre, en un incidente sobre el que existen varias versiones, es herido en la espina dorsal por un militar cubano. La lesión lo deja totalmente paralizado. En el hospital es constantemente acompañado por militantes chilenos del ELN quienes le consiguen mantenerle su moral en alto. Sólo puede volver a Chile cuando asume Salvador Allende quien envía gente a buscarlo.
El desenlace del intento de Che en Bolivia, como todos ustedes saben, se produce en pocos meses, y hacia octubre de 1967 es completamente desbaratado por el Ejército boliviano asesorado por Rangers y agentes de la CIA. Ningún chileno llega a compartir la suerte del mítico comandante en las sierras de Bolivia. Los que se preparan en Cuba para acompañarlo no son enviados por falta de comunicaciones. La red en Chile aunque funciona y está alerta, poco puede hacer para apoyarlo. En este punto, modestamente quiero rebatir los comentarios del historiador mexicano Jorge Castañeda que dice que para los cubanos era posible sacar a Che de la selva boliviana en una operación tipo comando, y que no lo hicieron porque a Fidel Castro le era políticamente conveniente dejarlo abandonado. Creo que esa operación era una maniobra descabellada porque los cubanos no tenían comunicación alguna con el grupo de Che, excepto que suponían que éste descifraba los comunicados emitidos por Radio Habana, los que no podía responder por no tener la llave para ejecutar el Morse; en Cuba ignoraban el estado de los guerrilleros, su ubicación, los planes de combate o de salida. No era posible enviar gente a rescatarlo porque estos debían pasar por países bajo dictaduras a miles de kilómetros de Cuba. Y por Chile no era posible porque debían recorrer cerca de dos mil kilómetros en suelo boliviano, y romper un enorme cerco militar. En pocas palabras, era una sugerencia descabellada.
Capturado y muerto el comandante Guevara los elenos chilenos reciben la misión de preparar la salida de los sobrevivientes de aquella expedición. Reestablecidas las comunicaciones con Bolivia, por la llegada de Inti Peredo a La Paz, hombres y mujeres del ELN se desparraman por la montaña en busca de los fugados. Pero los esfuerzos resultan infructuosos ya que los guerrilleros logran cruzar a Chile, y al no encontrarse con sus contactos, deben entregarse a carabineros.
En nuestro país se activan todos los apoyos posibles. Elmo Catalán participa en la conferencia de prensa que obligadamente deben dar los fugados. Como estos ya saben, sólo deben contestar las preguntas que Elmo en su calidad de periodista les hace. Las interrogantes son insignificantes y de lo que dicen no se puede desprender alguna frase fuera de contexto. Por su parte, el senador Allende los apoya activamente. Así, cuando el Gobierno autoriza la salida del grupo, él los acompaña por la única ruta posible que es la vía de Tahiti, como simbólico respaldo y protección.
En Bolivia
Entre 1968 y 1970 los elenos se proponen continuar en la guerrilla que ha quedado inconclusa con la muerte de Che, y materializar la consigna de guerra de Inti Peredo el sucesor de Guevara quien ha dicho, “volveremos a las montañas”. Elmo Catalán se encuentra en Bolivia al frente de un pequeño contingente de compatriotas decididos a participar en la contienda como segundo de Inti. Sin embargo, esta operación no se puede concretar pues en 1969 Inti Peredo es descubierto y asesinado por el Ejército cuando prepara las condiciones para volver a combatir. Elmo tampoco puede ingresar al monte como se propone porque es asesinado junto a su pareja por un estudiante que milita en el ELN. El hecho tuvo múltiples interpretaciones en la época culpándose a la CIA del hecho, pero los estudios más recientes como el de Gustavo Rodríguez Ostria, y relatos de quienes participaron, indican que sólo se trato de un incidente provocado por celos del estudiante asesino.
La perdida de Elmo fue un gran golpe, caía el conductor y máximo responsable del ELN en Chile. La juventud del Partido Socialista dio ese nombre a su brigada de propaganda.
Algunos compatriotas que se encontraban en Bolivia decidieron salir de allí al constatar que no había condiciones para quedarse y combatir con alguna posibilidad de tener éxito. No obstante un grupo se mantuvo y participó en las operaciones de Teoponte bajo el mando de Chato Peredo quien asumió la conducción a la muerte de Inti.
Esta lucha dura poco, y el resultado es desastroso. Varios combatientes mueren de hambre; uno de los combatientes chilenos apodado Perruchin es fusilado por sus compañeros al descubrir que junto a otro miliciano se ha fugado llevándose la poca comida. Es quizás el episodio más triste de esta historia.
A la sombra de Allende
Mientras tanto, poco antes que los guerrilleros ingresen a la zona de Teoponte, Fernando que se encuentra en Roma junto a Dariel Alarcón Ramírez (Benigno) en viaje hacia Bolivia para integrarse a esa expedición, es detenido por los cubanos que le ordenan dirigirse inmediatamente a Chile con sus documentos verdaderos, porque debe cumplir una importante misión. Ya de vuelta en casa, Taty le explica de que se trata: debe proteger con su vida si es necesario a Salvador Allende candidato a presidente. Él acepta gustoso.
Fernando ha sido elegido porque tiene experiencia, es de confianza absoluta de Taty y de Cuba. Este hecho da comienzo a la metamorfosis del ELN, porque mientras un pequeño grupo de compañeros muere de hambre en Teoponte, Fernando acompañado por Enrique Huerta propietario del taxi que transporta al candidato en su campaña, comienzan a dar forma a lo que meses después la prensa denominará Grupo de Amigos Personales (GAP). Fernando se convierte en la sombra de Allende, armado de una pistola de nueve milímetros. Es un trabajo estresante y agotador, pero él lo hace con toda la mística revolucionaria.
La victoria de la Unidad Popular en septiembre de 1970 sorprende a los elenos quienes no creen que el doctor pueda ganar. Al día siguiente varios militantes son enviados a formar una escolta a la que también envían numerosos miristas. Esta queda a cargo de Max Marambio un hombre de confianza del presidente, del MIR, del aparato cubano, y que tiene la capacidad y experiencia suficiente para crear un dispositivo eficiente. Entre los elenos van: Domingo Blanco (Bruno), Jaime Sotelo (Carlos Álamos), Jano, Enrique Ramos (Manuel), Patan, Pillallo.
Un par de meses después, el 5 de noviembre llega a Arica un grupo de combatientes del ELN que han sobrevivido a la experiencia de Teoponte. Son recibidos por Arnoldo Camú quien como abogado trabaja para el Gobierno que recién se está instalando.
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