Al menos 14 civiles -doce niños y dos mujeres- murieron hoy en un ataque aéreo realizado por la OTAN en el distrito de Nawzad, en la sureña provincia afgana de Helmand, denunciaron las autoridades locales.
"El ataque aéreo, dirigido contra presuntos insurgentes y que dejó otros 6 heridos graves, tres de ellos niños, alcanzó dos viviendas repletas de civiles", afirma la oficina del gobernador provincial en un comunicado.
El bombardeo se produjo en respuesta a una pedido de auxilio de una base de los marines estadounidenses en Helmand que estaba siendo atacada por milicianos talibán, según informó la agencia de noticias Europa Press.
Las frecuentes muertes civiles en ataques aéreos de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) constituyen un punto de fricción entre el presidente afgano, Hamid Karzai, y los países occidentales, y contribuyen a la escasa popularidad de la misión de la OTAN en el país asiático.
Un portavoz de la ISAF en Kabul aseguró que la misión tiene constancia sobre las informaciones que apuntan a que el ataque habría acabado con la vida de catorce civiles y anunció el envío de un equipo de evaluación a Helmand para que elabore un informe sobre lo sucedido.
Ayer, el presidente afgano ordenó al Ministerio de Defensa que asuma el control de las denominadas "incursiones nocturnas" de tal modo que las tropas afganas se harán cargo de estas operaciones contra la insurgencia.
Los familiares de los fallecidos llevaron los cuerpos de varios de los niños que murieron en el ataque envueltos en sábanas hasta la capital provincial, Lashkar Gah, a bordo de un camión.
El ataque se produjo días después de que se registraran manifestaciones contra una incursión nocturna de la OTAN que acabó con la vida de cuatro afganos, incluidas dos mujeres, protestas que se saldaron con doce muertos y más de 80 heridos en enfrentamientos entre manifestantes y la policía.
En febrero pasado, una operación conjunta desarrollada por las fuerzas afganas y las fuerzas internacionales mató 64 civiles en la provincia de Kunar, en el este del país.
De acuerdo con los planes acordados por los líderes de la OTAN en la cumbre celebrada por la Alianza el año pasado en Lisboa, las fuerzas aliadas comenzarán a transferir las competencias de seguridad a las fuerzas afganas el próximo mes de julio, en el marco de un plan que establece la retirada de todas las tropas internacionales a finales de 2014.
Los 150 mil militares extranjeros emplazados en el país asiático no sólo no terminaron con la violencia, sino que la ubicaron el año pasado su nivel más alto desde que fuerzas afganas apoyadas por militares estadounidenses derrocaron al régimen talibán.
Los talibán anunciaron este mes el inicio de la denominada "ofensiva de primavera" con ataques contra las fuerzas afganas e internacionales y contra las autoridades afganas.
En marzo, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, debió disculparse tras la muerte de nueve niños en un ataque con helicópteros en la provincia de Kunar que provocó manifestaciones en todo Afganistán
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