El periodista Joaquín Pérez Becerra es un incondicional defensor de la Patria Grande Bolivariana; ha difundido con alegría y esperanza los logros de la Revolución Bolivariana; ha promovido valores de solidaridad internacional, de apoyo a todos los procesos democráticos-revolucionarios del mundo; ha informado sobre las injusticias ocurridas en diversas latitudes; ha denunciado a los golpistas-enemigos del proyecto bolivariano; ha desentrañado la amenaza del imperialismo contra el mismo proyecto, a través del Plan Colombia y las 7 bases militares; ha divulgado la estrategia de tierra arrasada contra el campesinado colombiano que ve con simpatía los cambios sociales en Venezuela; ha sido la voz del movimiento popular colombiano que es criminalizado y asesinado por sus justas luchas.
Que razones de Estado, que "papa caliente", que vino en un momento inoportuno, que arriesgaba la creación de un bloque paralelo a la OEA, que reactivaba los señalamientos del fascismo mundial a Chávez por colaboracionismo con las FARC, que (lo peor en boca de un ministro bolivariano) se trata de un terrorista. Bueno, sea la justificación que sea, la entrega de este adalid del periodismo crítico y alternativo, por parte del gobierno bolivariano al Estado terrorista colombiano, ha hecho un daño inmenso a las luchas de los pueblos en especial, la del nuestro, el colombiano. El pacto de mutua protección entre Chavez y Santos es un juego temerario en el que sale perdiendo la real integración de los pueblos. La confianza se ha quebrado. El imperio aprovecha semejante acto de incoherencia ideológica para hacer cerrar la agencia de noticias Anncol; el gobierno colombiano prueba que tiene amarrado a Chávez, entonces, profundiza el espionaje y la persecusión de revolucionarios en Europà y el resto del mundo; aumenta la censura al periodismo libre y democrático -internamente-, arrecia el chantaje, la criminalización de los movimientos sociales y la cacería de brujas. El daño es enorme.
En Colombia hay una lógica contrarrevolucionaria incrustada en la psique de la oligarquía y todo su aparato policíaco-militar. La intolerante y "rancia aristocracia bogotana" y la paramilitar burguesía paisa no descansarán hasta ver destruida la Revolución Bolivariana. El odio que destila el periodismo colombiano contra el comandante Chávez y la Revolución es atosigante, obsesivo, enfermizo, irracional. No hay día que no se conspire contra el proceso político social venezolano. Las masas están manipuladas ideológicamente en contra de Venezuela: en la calle, en las empresas, en las universidades, en todos los estratos sociales. Si una se atreve a defender a Chávez, se le viene gente encima. Hay unanimidad en torno a la satanización del proceso del hermano pais. En Bogota hay varios planes de saboteo y ataque a la Revolución Bolivariana; siguen vigentes, no se han detenido con los pactos bajo la mesa de Chávez y Santos. Santander sigue esperando que Bolívar parpadee para darle la puñalada. Para la clase dirigente, el ejército, y la gran masa, todo lo que es chavista es fariano. Es una asociación que los medios de comunicación lograron insertar en el imaginario colectivo. Chávez puede entregar 1.000 guerrilleros y aquí seguirán satanizando la Revolucion Bolivariana. El comandante ha sido ablandado por el chantaje permanente, la amenaza de una invasión; y cree que con las concesiones que hace se va a librar de una traición.
Santos ordenó una ofensiva más violenta contra la insurgencia con el fin de cerrar cualquier boquete a una salida pacífica y negociada al conflicto social y armado. En sus directrices contempla mayor criminalización de la protesta social, desmantelamiento de los pocos servicios públicos que quedan (Educación pública, salud pública, espacio público), entrega del 40 % del territorio nacional a las multinacionales de la minería. Un gobierno tan neoliberal y violento es diametralmente contrario al gobierno social y pacifista de Venezuela. En la mente de Santos y de la intolerante clase santanderista colombiana, está viva la posibilidad de la derrota de la Rev Bolivariana. Para ellos y la burguesía egoísta criolla, mientras exista la revolución Bolivariana, siempre habrá peligro para sus intereses y privilegios excluyentes. Por más concesiones que Chávez haga al vengativo Santos, el establecimiento colombiano no dejará de conspirar (en todos los tonos y matices) contra la Rev Bolivariana. Santos es capaz de entregar a Uribe a una Corte Internacional, también es capaz de traicionar acuerdos con los vecinos, pues su compromiso está con el hemisferio Norte, con Tony Blair, con Obama, con Zarkozy, con la OTAN. Es su margen de maniobra pues la economía colombiana depende inmensamente de la Inversión extranjera en mineria y otros rubros que pueden atender las multinacionales. Santos acaba de llegar de Europa, ofreció el territorio nacional a los ávidos inversionista españoles, alemanes, franceses, ingleses. Este es su principal compromiso. Su compromiso con Venezuela es el de que, a través de su nuevo mejor amigo, le cancelen oportunamente las exportaciones al empresariado colombiano, de que pueda obtener petróleo subsidiado por el Estado venezolano, y que le entreguen todos los demócratas y revolucionarios que se atreven a entrar allí.
La integración latinoamericana que le interesa a Santos es para defender los intereses norteamericanos y así obtener la cooperación militar permanente que le sirve para agredir, perseguir, criminalizar al movimiento social interno. ¿Qué mas le interesa a Santos de Venezuela? Ahora, Santos ve que Chávez es otro aliado contra los rebeldes colombianos. Esto le produce felicidad, no esperaba tanta retribución, y de paso Santos se ha ganado dizque el liderazgo continental desplazando a Chavez del protagonismo. Interesante. A Chavez le interesa amordazar a la cancillería colombiana, para que voltée la página de todas las falsas acusaciones que le levantan en todos los puntos cardinales, para apagar la computadora de Reyes, para que los cipayos (que nunca dejarán de serlo) no sirvan de trampolín a la máquina de guerra gringa. Está bien, pero no a precio tan alto, porque Santos logró amarrar a Chavez para que éste se vuelva enemigo de la lucha popular colombiana. Santos y la institucionalidad colombiana se prestarán siempre al ataque contra Venezuela; ejemplo: el ministro del Interior de Colombia, Germán Vargas LLeras, autorizó de la manera más servil (una semana antes de ser extraditado) , el interrogatorio al narco Makled por parte de agentes norteamericanos. En sendas jornadas de cinco horas, le grabaron a este delincuente. ¿Qué van a hacer con esas grabaciones en Washington? Van a arreglar otra matriz de opinión contra Venezuela: "que Makled le financió campaña a Chavez, que Makled compró medio gobierno del Poder Popular, bla bla bla". Vendrán otros computadores mas mágicos que revelarán otras "primicias", y así. El gobierno colombiano nada hará para evitar esto, antes lo alienta. El mismo Vargas (acérrimo antichavista) pide colaboración, públicamente, al gobierno venezolano, para que no salga coca del Catatumbo por la frontera. ¡No pierden oportunidad!
En la agenda imperialista se contempla el control y apropiación del petróleo venezolano. Para este objetivo, tiene varios planes que persiguen inicialmente el cambio de régimen en el hermano pais. Un plan A o libreto inaugural, consiste en sabotear las elecciones presidenciales del 2012, con la financiación agresiva a grupos opositores y a grupos de choque (células desestabilizadoras entrenadas militarmente); la estrategia es crear un ambiente de fraude electoral, luego vendrán los enfrentamientos y la acusación mediática: "El régimen chavista dispara contra opositores". Esto abrirá las puertas a una "intervención humanitaria" de la OTAN con resolución de la ONU a bordo, a no ser que Rusia-China y Brazil recuerden que tienen tratos comerciales con la República Bolivariana de Venezuela (entre naciones no hay amistad sino intereses).
Amo al pueblo venezolano, amo la Revolución Bolivariana. Por eso, escribo esto con buena intención. Ingresamos a esa fase que Lenin llamó "la fase superior del Imperialismo", en la que la política se convierte en acción militar.El declive del imperialismo norteamericano lo va a llevar a cometer unas barbaridades, ojalá no ose tocar a Venezuela. Lo que están haciendo con Libia y harán con otros es una clara advertencia. En el mundo de rapiña que vivimos no hay derecho internacional, existe el "derecho de invadir países para robar sus riquezas"; el petróleo venezolano está en la mira de los imperialistas. El gobierno bolivariano mismo aceptó entrar en el juego de violación del Derecho Internacional Humanitario al violar el derecho a defensa de un periodista perseguido politico de un gobierno criminal repudiado por todos los demócratas del mundo. Violó varias convenciones, estatutos, la propia Constitución venezolana. La entrega de Joaquín Perez Becerra fue un monumental autogol a la Patria Grande Bolivariana.
Un abrazo bolivariano.
Sulata Taruka
Madre colombiana, sobreviviente de la Unión Patriótica.
P.D. Autorizo la reproducción de este testimonio a cualquier medio de comunicación.
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