Aplaudimos el rechazó del Gobierno de Cristina Fernández a las declaraciones del Premier británico Dave Cameron al calificarlo como un "lamentable acto de arrogancia" y cuestionar que Cameron "se adjudica la autoridad de -poner fin a la historia- referida a una disputa de soberanía, reconocida por las Naciones Unidas y aún pendiente de solución". "La actitud británica evidencia una falta de respeto al derecho internacional que ese país ha venido demostrando con relación a la persistencia de una anacrónica situación colonial que agravia no sólo a la República Argentina sino también a la región en su conjunto", afirmó la Cancillería trasandina.
Ni el pueblo argentino ni los pueblos de América Latina toleraremos tal piratería. Ahora también nos sumamos a la solicitud de independencia para la Guayana llamada francesa, que es parte integrante de América del Sur, y no territorio de Francia así como tampoco Puerto Rico, las Islas Guadalupe y Martinica, ya que ninguno de ellos son integrantes ni de Francia ni de Estados Unidos, que son Colonias que requieren su Independencia, tal como las colonias holandesas de Curazao, Bonaire y Aruba, y otras islas caribeñas.
La teoría del punto final al tema, que quiere acuñar el Premier británico, es una grosería. No tiene sentido.
Las Malvinas son territorio argentino. Es un caso históricamente saldado el derecho de la Argentina a las Malvinas. Sólo la fuerza, y la complicidad de otras "potencias", la permisividad de los organismos internacionales, permiten la situación actual, la cual tendrá que ser revertida, porque el derecho de Argentina a las Malvinas es incuestionable.
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