lunes, 6 de febrero de 2012

Recortes sociales, terrorismo neoliberal

Dificilmente puede usarse otro término , cuando ya son varias las personas muertas esperando una ambulancia porque la que hay en su pueblo está fuera de servicio y la más cercana está a 20 kilómetros.

Esto ha ocurrido ya en Catalunya y también ha ocurrido que las listas de espera para operaciones quirúrgicas hayan agravado enfermedades y provocado daños irreversibles en muchos pacientes.

Podría considerarse como un delito de denegación de auxilio. Los recortes violan el derecho a la atención médica y Boí y Más deben ser juzgados por ello.

Se cierran quirófanos, CAPs, urgencias, plantas enteras de hospitales... y, como propina, habremos de pagar un euro por receta. La situación se acerca a la de Grecia y Portugal, donde se pagan 8 euros por visita al CAP, 10 por especialista y 20 por urgencias. En Grecia no es raro que la gente se muera en los pasillos de los hospitales ni que el número de niños abandonados por sus padres sea ya escandaloso, así como una tasa de suicidos disparada en un 40%.

El dogma neoliberal provoca dolor, sufrimiento y muerte entre la población, de ahí el término terrorismo. Silencioso, sin tiros ni bombas... pero igual de letal. Es la mayor ofensiva contra los derechos sociales ( y humanos ), vista en Europa. La excusa es la deuda pública.

Día tras día en TV nos recitan el mantra religioso de que hay que cumplir los objetivos de déficit. Que ello es imprescindible para dar confianza a los mercados, para salvar el euro, para crear empleo...no hay alternativa a las " reformas dolorosas pero necesarias". Como los nazis, pero sin cámaras de gas. Nos matan lentamente , por nuestro bien. Mienten como bellacos al decir que es necesario apretarse el cinturón, cuando destacados economistas afirman que los recortes indiscrimindos nos conducen hacia una depresión económica similar o peor que en 1930.

No hace falta saber mucho de economía para comprender que si los empresarios se ven privados de crédito por los bancos, cerrarán su empresa. Que si no se estimula la creación de empleo con dinero público, el paro aumenta y se dispara hasta límites insostenibles. Que si se recortan salarios y pensiones, la gente gasta menos y consume solo lo necesario. Deprimir el consumo conduce a la recesión, lo dice ya hasta el FMI.

En realidad lo que buscan es privatizar servicios públicos como la educación y la sanidad, que serían un negocio redondo para las mutuas y para la escuela privada en manos de la Santa Madre Iglesia. También nos toman por subnormales al decir que hemos gastado lo que no teníamos. El origen de la deuda son los cientos de miles de millones regalados a los bancos para salvarlos de la hecatombe en el año 2008. Ahora esos mismos bancos se lucran comprando bonos de deuda pública a un interes del 7% mientras el BCE les facilita dinero a tan solo el 1%. Nos roban en la cara y es por nuestro bien. Es el atraco perfecto y encima hemos de dar las gracias a estos gangsters.

El capitalismo en esta fase neoliberal está quemando el suelo bajo sus pies al deprimir la economía productiva en beneficio del sector financiero. Al final todo este dinero artificial se revelará como lo que es: papel sin valor alguno, el crash mundial es solo cuestión de tiempo. Parece que las opiniones más lúcidas comienzan a abrirse paso , cuando Cristinne Lagarde afirmó que, para evitar la recesión es necesario estimular el sector productivo y ello es antagónico al cumplimiento de los objetivos de déficit.

Sin embargo, políticos mediocres como Angela Merkel no escuchan a nadie. Obsesionados con garantizar el máximo beneficio a sus bancos, aún acosta de cerrar mercados a sus exportaciones. Pues, en paises en recesión, quien va a importar?, quien les comprará sus Volkswagen en el sur de Europa?. El destino de Angela Merkel al final , lo dictará el empresariado industrial alemán, cuando vea que se hunde la exportación.

Es cierto que el modelo de consumo habitual en la época keynessiana debe ser revisado puesto que la naturaleza, la razón ecológica , nos advierte de los límites de un crecimiento indefinido. Hay quien habla de promover el decrecimiento. Nosotros creemos que es necesario cambiar el concepto de calidad de vida, que solo se ha medido por el número de coches y televisores per cápita, a lo que habría que añadir iPads y juegos diversos de ordenador. La calidad de vida debería medirse por el número de empleos estables y bien remunerados, por una educación gatuita, laica y de calidad, una sanidad universal, un acceso barato a la vivienda.

En realidad el capitalismo, lo que está tratando es de mantener la tasa de ganancia a costa de liquidar el Estado de Bienestar, olvidando que ese era el santo y seña del modelo europeo. Con ello pierde su hegemonía cultural y política entre la población y, sin quererlo, está fomentando un ejército de nuevos proletarios.

Nuevos proletarios que van desde el médico y el enfermero al policía y el bombero. Desde el científico sin subvenciones y mal pagado a los profesores de instituto y universidad... Un nuevo proletariado de trabajadores del sector público que se suma a la clase obrera tradicional de la industria y los servicios.

Es necesaria otra política y esta ya no pasa por el capitalismo, menos aún bajo una dictadura financiera que conduce al mundo hacia el desastre.

Por Francesc García y Leopoldo Espuny - Canarias Semanal

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