Somos socialistas, somos
allendistas, somos revolucionarios y sin complejos, orgullosos de nuestra
historia.
El Partido Socialista desde sus
orígenes ha estado compuesto por mujeres, por jóvenes, por trabajadores y
trabajadoras, por militantes abiertos al cambio, militantes inquietos, militantes
puros y sinceros que luchan en cada espacio, creando cuantas organizaciones
sean posibles e incrementando el número de simpatizantes al Partido de manera
considerable.
Estar bien organizados es la base
necesaria para intervenir en la recomposición de la izquierda. Sumar todo lo
que nos sea posible, incrementar las relaciones sociales y políticas a todos
los niveles nos permite “estar” y “relacionarnos” y transmitir nuestro discurso
político, que se reconoce en el sentido común de la izquierda.
La lucha por rescatar el Partido
debe ayudar a perfilarnos y dotarnos de un trabajo conjunto a las fuerzas de
izquierda. Las alianzas estratégicas deben ser aquellas que lleguemos con todas
aquellas fuerzas políticas, grupos o personas que se sitúan en el espacio de la
izquierda transformadora. Con flexibilidad y sin sectarismo alguno.
Situación Internacional:
La lógica del capitalismo atenta
contra la civilización. El socialismo es una necesidad para la humanidad y en
la lucha por forjarlo se juega el destino de la vida en el planeta. El mundo
está presenciando la proliferación de conflictos regionales y una creciente
intervención militar de los países más grandes en los asuntos internos de otros
países. La desaparición del conflicto Este-Oeste, que durante tanto tiempo
pusiera al mundo al borde de la guerra nuclear, no trajo una época de paz y de
crecimiento como se pregonaba. La OTAN o NATO por sus siglas en inglés, ha
expandido su poder belico mediante la incorporación de otros países, un
importante aumento de su arsenal militar y un permanente despliegue de fuerzas
militares para intervenir en otros países.
En los años que han trascurrido
del nuevo milenio, hemos asistido a la instalación de un mundo donde coexisten
junto a los grandes dramas e injusticias que el capitalismo ha generado en el
planeta, la decadencia económica, moral y política de los EE.UU., que sin
embargo mantiene su fortaleza militar junto a la crisis global del sistema
capitalista. En tanto el sistema capitalista pone en riesgo la supervivencia de
la humanidad, la contradicción fundamental del período puede visualizarse en
los términos de ”socialismo o barbarie”. La misma pasa hoy por la oposición
entre unipolarismo imperialista sin reglas y la cooperación, el intercambio, la
solidaridad y la integración de los pueblos.
El socialismo chileno está a
favor de un orden internacional basado en la paz y en el respeto a la soberanía
de los Estados. Estas condiciones son necesarias para garantizar las
posibilidades del desarrollo de todos los países y del bienestar de los
pueblos. El sistema mundial debe estar basado en la cooperación internacional
para construir un mundo donde puedan darse las condiciones para el desarrollo
de la potencialidad del ser humano.
Los socialistas consideramos que
en esas condiciones no hay lugar para la existencia de alianzas militares de
cualquier signo y justificativo alguno para las enormes sumas destinadas a
financiar los gastos militares.
Todos los pueblos necesitan
contar con las garantías de justicia y paz que permitan construir un mundo
mejor. El socialismo cree en la existencia de un derecho internacional justo y
equitativo, con organizaciones representativas que preserven la paz sin
opresión tanto para los países grandes como para los países pequeños.
El socialismo por ende rechaza el
terrorismo de cualquier signo con la excusa de ejercer el derecho a la defensa
o bien amparado en fundamentos teocráticos. El terrorismo conduce a la pobreza,
a la explotación, a la denigración de la vida humana y se asienta en la
irracional e indiscriminada represión con la pérdida de vidas humanas que no
pueden justificarse. El terrorismo no puede ser combatido únicamente con la
fuerza; es necesario solucionar los problemas de hambre y miseria, que
significan la pérdida de la dignidad del ser humano, mediante la implementación
de programas específicos destinados a integrar a toda la humanidad en el
proceso del progreso, del bienestar, de la paz.
La salida de la crisis del
capitalismo, solo puede hacerse con transformaciones profundas. Desarrollar la
producción real, la inversión productiva, superar la financiarización
especulativa - la que hasta ahora promete crecimiento pero solo para unos pocos
-, a través del desarrollo de las fuerzas productivas, implica el estímulo y la
satisfacción de las necesidades de la gente en salud, educación, vivienda y
alimentación. Esto solo puede hacerse si la población toma en sus manos el
manejo de la economía con criterios de racionalidad y justicia, lo que supone
una democracia política, económica y social que se sigue llamando socialismo.
America Latina:
Más allá de la solidaridad activa con la Revolución Cubana, la Revolución Bolivarina de Venezuela, con la gesta liberadora de los pueblos de Bolivia y Perú, con la solidaridad con Nicaragua, lo que se requiere es que vivamos y valoremos esas empresas y experiencias como episodios de una sola gran batalla, la que libra nuestra América en contra del imperialismo y sus aliados, con la conciencia clara de que, en la medida que nos comprometamos en ella, más va a ir siendo la Patria Grande, el escenario de nuestras luchas, aquella que va desde México al Cabo de Hornos, y que es la gran patria común americana de un Bolívar y de un Juárez, de un Martí y de un Sandino, de un Andrés Bello, de un José Carlos Mariátigui, de un Salvador Allende y un Ernesto Guevara.
El mundo y America Latina avanza
hacia una mayor integración de las naciones y de los pueblos. Los intercambios
económicos, comerciales y culturales han acercado a los pueblos mediante la desaparición
de las distancias y los tiempos.
La globalización actual irrumpió
en las relaciones internacionales de la mano de los intereses financieros y de
las corporaciones multinacionales que controlan los flujos financieros y las
dos terceras partes del comercio internacional. Existe un mundo financiero que
no respeta las fronteras, que invade las soberanías y que está a disposición de
los intereses más poderosos. Los únicos países que han logrado reducir la
pobreza en este período de globalización en America Latina han sido aquéllos
que han sabido mantener el control sobre sus destinos.
La globalización capitalista ha
acentuado la enorme dependencia de las naciones de los organismos
internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la
Organización Mundial de Comercio, los que se han erigido en guardianes de los
capitales financieros, imponiendo condiciones y políticas infrahumanas que sólo
perpetúan el atraso, la falta de oportunidades, la miseria y la explotación.
Los socialistas chilenos desde la
fundación misma del Partido, y las fuerzas socialistas del continente, apoyan
la desaparición de las fronteras y la libre circulación de bienes. Pero esta
liberalización debe ser progresiva, equitativa, con reglas equilibradas y respetadas
por todos los países. La liberalización del intercambio en las condiciones
fijadas por los países desarrollados y sus intereses comerciales no ha sido
equilibrada y no ha respetado tampoco los principios de lograr una mejor
distribución de los ingresos. El libre intercambio debe implicar la apertura de
los mercados de los países desarrollados a los productos del mundo
subdesarrollado.
El socialismo aspira a una
globalización dirigida a satisfacer los intereses de las mayorías y aprovechar
las ventajas de la desaparición de las fronteras. Una globalización dirigida a
superar la pobreza y la miseria en el mundo.
El Estado debe asegurar que la
explotación de los recursos naturales sirva al desarrollo del país mediante el
control de la renta que genera su explotación. El excedente debe servir para
mejorar las condiciones de vida de la población y aportar al desarrollo de
sectores productivos. El Estado debe crear los medios para evitar la
transferencia de los excedentes hacia las casas matrices en los países centrales
mediante la utilización de técnicas contables o sociedades fantasmas.
Al mismo tiempo, nuestra relación
con los organismos multilaterales de financiamiento deberá basarse, de modo
irrenunciable, en el resguardo de nuestra plena soberanía nacional,
reconociendo nuestra pertenencia a dichas organizaciones pero negociando con
ellas en un plano de plena igualdad, sin ningún tipo de condicionamientos y
reclamando el trato igualitario que las cartas fundacionales de tales
organismos oportunamente estipularon.
En la misma dirección, el elevado
peso del pago del capital y los intereses correspondientes a la Deuda Externa
de los Estados de América Latina deben dejar de ser un factor altamente
distorsivo en el uso de los recursos presupuestarios nacionales. Así, previo a
un análisis acerca de la licitud de la citada Deuda, sólo se va a hacer frente
a aquella parte que es legítima, luego de una fuerte quita y un extenso periodo
de espera para permitir el relanzamiento de la economías nacionales.
En el proceso de globalización,
se torna imprescindible propiciar una estrategia de inserción en el escenario
económico internacional que privilegie la integración de los pueblos
latinoamericanos, que dé impulso a la plena participación del pequeño y mediano
empresariado nacional y democratice el funcionamiento de los organismos de
cooperación subcontinentales, a partir de la conformación de un parlamento
regional, consagrado por el voto popular. Ello supone el rediseño del MERCOSUR
y la CELAC para que dejen de ser un instrumento cautivo de los grandes grupos
económicos y se transformen en las herramientas de intercambio comercial,
cultural, científico, social y consolidación política de los pueblos que lo
componen, ampliándolo al resto de los países latinoamericanos y ocupando un
lugar en el proceso integrador a favor de los trabajadores.
(… Recomendamos leer, escuchar o ver la majestuosa intervención de Salvador
Allende en la Asamblea de Naciones Unidas en 1972, donde ya denunciaba esto…)
El carácter socialista del
partido:
El Partido Socialista de Chile,
próximo a cumplir 89 años, es una organización política de la clase trabajadora
compuesta por hombres y mujeres que luchan contra todo tipo de explotación,
aspirando a transformar la sociedad para convertirla en una sociedad libre,
igualitaria, solidaria y en paz que lucha por el progreso y la justicia social.
La historia y trayectoria del
Partido Socialista representa los intereses de trabajadores manuales e
intelectuales, y desde esa perspectiva, impulsa la transformación
revolucionaria de todas las formas oligárquicas y de dependencia que
condicionan y limitan la expresión de la voluntad popular y la posibilidad de
nuestro pueblo de elegir su propio destino.
Somos un Partido de izquierda,
intransigentemente democrático y al servicio de los sectores más vulnerables y
explotados de la sociedad, y que esta abierto a la participación de hombres y
mujeres que expresan sus ideas, sus preocupaciones y que buscan soluciones.
Somos un partido orgulloso de su
historia, transparente, abierto a los cambios, a la evolución y a la innovación.
Que cree y practica otra forma de hacer política: la que se entiende, esa
política que es participativa, la que es próxima a la gente, sensible a sus
angustias, problemas y deseos.
Nuestra razón de ser no es otra
que la de contribuir a alcanzar una sociedad mejor, detectando los problemas
que agobian a nuestro pueblo y aportando soluciones, sobre la base de los
principios de libertad, igualdad, solidaridad y
justicia social.
En tal sentido es que reafirmamos
la existencia y desarrollo de un Partido que se rige por la firme convicción de
la vigencia del socialismo, entendiéndolo, como la única salida viable a los
problemas globales que afligen a la humanidad contemporánea, generados
esencialmente por el capitalismo que mantiene en serio riesgo la estabilidad y
el desarrollo al someter a los pueblos, especialmente a los trabajadores, a la
desigualdad y las carencias, generando, en definitiva, profundos desequilibrios
económicos, sociales, humanos y ecológicos.
Un nuevo partido para nuevos
desafíos:
El fortalecimiento del Partido
Socialista exige de una nueva institucionalidad, en las que la deliberación sea
vinculante y garantizada y la elección de autoridades siga procedimientos
estables, sanos y conocidos. La revisión
del padrón electoral y la generación de mecanismos que garanticen igualdad
entre los distintos actores que pugnan por ostentar cargos de autoridad
partidaria son imprescindibles, así como la existencia de instancias
efectivamente independientes que den fe de la calidad y fidelidad de los
procedimientos aplicados.
El Partido Socialista en el plano
interno debe garantizar un proceso institucional de deliberación programática
que permita contar con propuestas legitimadas por deliberaciones públicas de su
militancia, con las que salir a la palestra política e ideológica. 2 o 3
cabezas no piensan más que decenas o cientos de militantes.
Pero junto a esto, el Partido
Socialista despues de una profunda crisis de identidad política, de “renovación
forzoza”, de domesticamiento al ideario neoliberal de sus dirigentes y como
censecuancia de una operación politica de embargadura, desarrollada desde el
mismo día del golpe civico-militar.
El Partido Socialista no puede
conformarse con lo que tiene y menos aún con lo que es ahora. Votar por el PS debe representar una opción
empoderada de cambio que apuesta a constituirse en mayoría, pero ello
representa modificar la forma de construir y actuar políticamente como
Partido. Esto representa una importante
demanda de formación para los militantes, el reclutamiento de nuevos elementos
de las filas del pueblo y una responsabilidad mayor para cada nivel direccional
del partido.
Es preciso que las autoridades
que tiene el partido, - la condición de ostentar el cargo -, no constituya
ninguna fuente de privilegio, distinta al reconocimiento de la buena práctica
política y haber respondido apropiadamente al conjunto del Partido del nivel
que se representa.
Nuestro desafío es llevar
adelante un proceso de deliberación para construir propuestas que expresen el
ideario socialista en la situación actual y proyectado para nuestro trabajo en
los próximos meses y años. Pero no solo
ello, sino posicionar estas ideas en el Partido a nivel local, territorial,
regional, nacional, organizacional y político.
Necesitamos posicionar nuestros militantes con la apuesta de construir
el poder que haga posible mañana el imposible de hoy.
Proponemos al conjunto de la
militancia la convergencia unitaria y por la base de una fuerza que aglutine a
la izquierda socialista para un futuro de innovación y progreso social. Los
socialistas, desde una perspectiva marxista, feminista, ecologista, humanista y
de izquierdas, llamamos a la unidad de acción de todos los movimientos sociales
que se sientan identificados con estos principios. En tal sentido valoramos
significativamente la candidatura de Daniel Jadue y vemos en ella una
alternativa real de cambios y el punta de pie inicial para la unidad política
de la izquierda.
El proponer una necesaria
definición de principios para la conducción del Partido Socialista debe pasar
indiscutiblemente por levantar nuevos liderazgos, por lo que será necesario
impulsar nuevas prácticas políticas, haciendo simétrico aquello que demandamos
para la sociedad para nuestro propio Partido.
De aquí a finales de año las
batallas que sostendremos las y los socialistas no serán fáciles ni exentas de
complicaciones, de allí que de ahora en adelante, convoquemos a las y los
militantes al trabajo, a fortalecer la organización y a la lucha que nos
llevará al éxito, que sabemos podemos lograr si dejamos de lado las querellas
internas, las vacilaciones y nos volcamos a la tarea que nos convoca nuestro
pueblo, nuestro Partido y nuestra propia realidad. No hacerlo constituirá una irresponsabilidad
con nuestro pueblo y el socialismo, abriendo espacio una vez más para el
oportunismo, antesala y/o consecuencia de la pérdida de la adhesión democrática
que necesitamos conquistar.
Palabras finales o conclusiones:
El desplome del que quiso ser «el
milagro económico chileno», la perdida la credibilidad del gobierno y disipadas
las ilusiones sobre la viabilidad del modelo económico neoliberal, donde se
sitúa la tarea actual y urgente del movimiento popular y sus partidos, que pese
a la represión, se han reconstituido y activado en la lucha. Se trata, ahora,
de convertir el descontento popular frente a un Gobierno cada vez más
desacreditado y aislado, en movilización de masas organizadas y combativas, en
victoria.
Pese a los avances experimentados
por la lucha callejera y en todos los frentes, expresados en huelgas y
protestas, manifestaciones y desafíos de toda índole, determinan la posibilidad
de un gran salto hacia adelante en las luchas populares.
Hay ahora, la posibilidad de
masificarlas, de profundizarlas, concertarlas mucho más en sus métodos y
formas, recuperando al Partido, para que este aborde los problemas complejos de
una sociedad cambiante como la que vivimos. Ya que el objetivo del proyecto
político de las y los socialistas para los próximos años consiste
fundamentalmente en reconstruir esa vanguardía dirigente, que una y conduzca,
que movilice y oriente.
Especial significación tiene en
este sentido el avanzar hacia la unidad con el Partido Comunista, para lo cual
las condiciones se tornan progresivamente más favorables, proceso que parte por
las bases de ambos partidos, más aún en aquellas donde tenemos una influencia
compartida, las que deben desempeñar un papel unitario principal. Esto, unido a
la decisión de sumarnos y aportar al funcionamiento de la Mesa Política de
Daniel Jadue, a fin de darles la mayor representatividad posible, lo que
permitirá impulsar la movilización social del pueblo organizado, un factor
decisivo en la coyuntura política, que lleve a ganar las elecciones
presidencial y parlamentaria.
Ello es así por dos razones. En
primer lugar, porque para las y los socialistas el cumplimiento de nuestras
promesas es un elemento básico de la forma de gobernar que hemos comprometido a
través de nuestra historia con el pueblo. En segundo lugar, porque se trata de
un Programa consistente, coherente con un proyecto, largamente discutido y
ampliamente compartido con los diversos sectores sociales. Un programa realista
que ha sido elaborado desde la vocación y responsabilidad politica que siempre
caracterizó a nuestro Partido.
Ya que nuestra propuesta
socialista garantiza:
- La defensa irrestricta y
universal de los derechos ciudadanos.
- La equidad de género.
- La eliminación de todo tipo de
discriminación.
- La vigencia efectiva de los
derechos de la infancia.
- La participación protagónica de
la juventud.
- La protección integral de las
personas mayores.
- El derecho de todos al trabajo.
- La inclusión e integración de
los más postergados mediante políticas sociales de carácter universal.
- Salud para todos.
- La educación pública,
universal, obligatoria, laica y gratuita.
- Vivienda digna y hábitat
adecuado.
- La integración de las personas
con necesidades especiales.
- La democratización de la
cultura.
- El derecho a la seguridad
ciudadana.
- La preservación del medio
ambiente.
Nuestra propuesta es clara,
transparente y sin vueltas de hoja.
Somos un partido
latinoamericanista e internacionalista. Nos manifestamos en contra del
colonialismo, el neocolonialismo, el imperialismo.
Este espacio de confluencia
apuesta por el activismo social. Creemos que debemos retomar la calle,
devolvérsela a la gente que se la tomó el 18 de Octubre, continuar
organizándonos y hacer cosas grandes juntos y juntas.
Defendemos los servicios
públicos, gratuitos y de calidad. Las instituciones son capaces de crear
servicios potentes y de calidad de todos y todas para todos y todas.
El derecho a la vivienda debe ser
una realidad y no una ficción. Creemos en la creación de diferentes estructuras
pública que protejan a las personas frente a la depredación de los bancos.
Protección y potenciación de los
derechos laborales y de la negociación colectiva por rama de la producción.
Al finalizar estas líneas hacemos
un llamado a los militantes activos y a quienes venían tomando distancia del
partido producto de sus prácticas sectarias y excluyentes, con el mismo
espíritu que fuimos leales a la labor patriotica y revolucionaria de Salvador
Allende y afrontamos la dictadura, cuando ningún beneficio personal podía
esperarse de ello, a que tomemos la bandera hoy de activar y coordinar nuestras
acciones, en procura de lograr cambios en el Partido Socialista, que le
permitan conducir las transformaciones que el país necesita.
A modo de resumen
Es por todo ello que sostenemos
que es necesaria una Nueva Constitución, como una demanda basada en la
legitimidad para un nuevo Estado inspirado en una democracia profundizada es
imprescindible. Proponemos refundar la estructura y las funciones del Estado de
Chile en todos sus niveles y ámbitos operativos. Creando un Estado eficiente,
moderno, capacitado y equilibrado, que este al servicio de las mayorías
nacionales. El Estado debe garantizar el acceso a la seguridad alimentaria,
educación, salud, vivienda, equipamiento e infraestructura social.
Y en tal sentido, los socialistas
tenemos mucho que decir, mucho que hacer y tenemos mucho porque luchar.
Reivindicamos para ello el aporte que el socialismo chileno ha realizado en su
larga y fecunda trayectoria a las ideas políticas, sociales, económicas y culturales
de nuestro país, muchas de las cuales hoy son parte del patrimonio colectivo de
nuestro pueblo.
Como socialistas, somos firmes
defensores y defensoras del sindicalismo de clase, situándolo como eje
fundamental en nuestra política.
El Partido Socialista es un
partido ecologista, que apuesta por las energías renovables y políticas de
protección al medio ambiente. Instituciones más verdes son posibles, que
trabajen de forma eficiente y promuevan modelos sostenibles.
El feminismo es parte de nuestro
ADN socialista. Igualdad real para las mujeres con medidas concretas para
ellas. Trabajaremos duro para que las mujeres no sufran ningún tipo de
discriminación frente al hombre.
Los socialistas manifestamos una
clara vocación por el colectivo LGTBI. Apostamos y defendemos una igualdad
total para lesbianas, gay, transexuales, bisexuales e intersexuales.
Abogamos por la recuperación de
la Memoria Histórica de nuestro país. Porque un pueblo que no conozca su
historia está abocado a repetirla.
Queremos recuperar la dignidad y
la libertad inmediata de los que lucharon por la libertad y la justicia social
el 18 de Octibre.
Estocolmo, 20 de junio de 2021