Fueron miles los hombres y mujeres, de todo el mundo, que hace más de 80 años acudieron con coraje y fervor al llamado de la causa antifascista. Lo que se sabe poco es que entre ellos hubo un puñado de chilenos valientes. Y lo que se sabe m...enos aún es que muchos eran marinos y militares chilenos.
"Cuando pasen los años y las heridas de la guerra se hayan restañado, hablad a vuestros hijos de las Brigadas Internacionales. Decidles cómo estos hombres lo abandonaron todo y vinieron aquí y nos dijeron: estamos aquí porque la causa de España es la nuestra. Millares de ellos se quedarán en tierra española. Podéis iros con orgullo pues sois historia, sois leyenda. Sois el ejemplo heroico de la solidaridad y universalidad de la democracia. No os olvidaremos, y cuando el olivo de la paz eche de nuevo sus hojas, ¡volved!". Con estas palabras, Dolores Ibárruri, La Pasionaria, despidió a las Brigadas Internacionales en Barcelona, una mañana de noviembre de 1938. Eran miles los hombres y mujeres, de todo el mundo, que hace más de 80 años acudieron con coraje y fervor al llamado de la causa antifascista, para combatir contra las tropas de Franco, los italianos de Mussolini y los alemanes de Hitler. Lo que se sabe poco es que entre ellos hubo un puñado de chilenos valientes. Y lo que se sabe menos aún es que muchos eran marinos y militares chilenos. Eran otros tiempos.
Miguel Álvarez Torres fue uno de ellos. Ex oficial de la Armada chilena y simpatizante comunista, se destacó en la dramática defensa de Madrid. Otro, inolvidable, es Alfredo Franco León, capitán de artillería, quien llega a España en septiembre de 1937 y se convierte en un combatiente infatigable y un formidable organizador. También destella la figura de Alejandro González Figueroa, capitán de Ejército en Chile, quien fuera capitán de la Cuarta División de las Brigadas Internacionales. Se guarda también celosa memoria de Luis Ángel Zendolla, capitán de Aviación, natural de Valdivia y secretario de seccional del Partido Socialista de Chile en esa ciudad. Hubo en las Brigadas varios ex oficiales de la Armada chilena participando como voluntarios internacionalistas en los más diversos frentes de esa horrenda guerra. Uno, del que sólo se recuerda su apellido, logró regresar con vida tras la contienda, pese a su arrojo suicida, y se reintegró en nuestra Armada desarrollando una carrera de marino brillante, según recuerdan algunos testigos que lo vieron volver, marcado por la guerra y condecorado sólo por sus propios huevos. No tenía militancia política, solo simpatizaba con el Partido Socialista de Chile y sólo lo animaban sus simpatías hacia la causa democrática del bando republicano. Los archivos se los ha llevado el viento. Sólo se cuenta con el recuerdo de ex combatientes y el libro de un brigadista suizo, Gerald Gino Baumann, donde se menciona también a los chilenos Joaquín Almendros (militante PS), Francisco Arbos Siura (oficial), Emilio del Solar, Juan Gabelic Madrid, Gustavo Gaete (socialista y teniente del Ejército Republicano), Alejandro Gálvez, Raúl Galleguillos Molina (también socialista), Héctor y Pedro Hernández (socialista, este último caído en combate ), Gustavo y Salustino Herrera Jarpa (socialista, oficial e integrante del Estado Mayor del Ejército Popular), Bernardo Ibáñez, George Lang, Félix López Cáceres (sindicalista de la francesa CGT Confederación General del Trabajo), Francisco Marín Marín (socialista), Alberto Miranda, Ciro Rivera Videla (capitán de artillería), Eustaquio Riveros Gómez (jefe del Estado Mayor de la Brigada Internacional CXXIX), Julián Rueda Nieto (miliciano), Rubén Soto Echenique (socialista y capitán del Ejército Republicano), Benito Torrente (enfermero), Luis Uribe Castro y Ernesto Villarroel (ambos socialistas), Juan Zardolla y Jorge Campillo. También figura en la lista del suizo una única mujer chilena en las filas republicanas: Mónica Milward, quien actuara como oficial de prensa en Barcelona.
La mayoría de esta información ha sido compilada por la excelente historiadora Olga Ulianova, quien ha seguido, hasta donde le ha sido posible, el levísimo rastro de estos compatriotas nuestros, de estos militares, marinos y aviadores chilenos, muchos anónimos, que no vacilaron un instante en jugarse la vida por la causa popular en España. Y a quienes rendimos desde aquí un emocionado homenaje que vuela más allá del óxido que el tiempo y la historia acumula sobre los hechos y las cosas de los hombres.
"Cuando pasen los años y las heridas de la guerra se hayan restañado, hablad a vuestros hijos de las Brigadas Internacionales. Decidles cómo estos hombres lo abandonaron todo y vinieron aquí y nos dijeron: estamos aquí porque la causa de España es la nuestra. Millares de ellos se quedarán en tierra española. Podéis iros con orgullo pues sois historia, sois leyenda. Sois el ejemplo heroico de la solidaridad y universalidad de la democracia. No os olvidaremos, y cuando el olivo de la paz eche de nuevo sus hojas, ¡volved!". Con estas palabras, Dolores Ibárruri, La Pasionaria, despidió a las Brigadas Internacionales en Barcelona, una mañana de noviembre de 1938. Eran miles los hombres y mujeres, de todo el mundo, que hace más de 80 años acudieron con coraje y fervor al llamado de la causa antifascista, para combatir contra las tropas de Franco, los italianos de Mussolini y los alemanes de Hitler. Lo que se sabe poco es que entre ellos hubo un puñado de chilenos valientes. Y lo que se sabe menos aún es que muchos eran marinos y militares chilenos. Eran otros tiempos.
Miguel Álvarez Torres fue uno de ellos. Ex oficial de la Armada chilena y simpatizante comunista, se destacó en la dramática defensa de Madrid. Otro, inolvidable, es Alfredo Franco León, capitán de artillería, quien llega a España en septiembre de 1937 y se convierte en un combatiente infatigable y un formidable organizador. También destella la figura de Alejandro González Figueroa, capitán de Ejército en Chile, quien fuera capitán de la Cuarta División de las Brigadas Internacionales. Se guarda también celosa memoria de Luis Ángel Zendolla, capitán de Aviación, natural de Valdivia y secretario de seccional del Partido Socialista de Chile en esa ciudad. Hubo en las Brigadas varios ex oficiales de la Armada chilena participando como voluntarios internacionalistas en los más diversos frentes de esa horrenda guerra. Uno, del que sólo se recuerda su apellido, logró regresar con vida tras la contienda, pese a su arrojo suicida, y se reintegró en nuestra Armada desarrollando una carrera de marino brillante, según recuerdan algunos testigos que lo vieron volver, marcado por la guerra y condecorado sólo por sus propios huevos. No tenía militancia política, solo simpatizaba con el Partido Socialista de Chile y sólo lo animaban sus simpatías hacia la causa democrática del bando republicano. Los archivos se los ha llevado el viento. Sólo se cuenta con el recuerdo de ex combatientes y el libro de un brigadista suizo, Gerald Gino Baumann, donde se menciona también a los chilenos Joaquín Almendros (militante PS), Francisco Arbos Siura (oficial), Emilio del Solar, Juan Gabelic Madrid, Gustavo Gaete (socialista y teniente del Ejército Republicano), Alejandro Gálvez, Raúl Galleguillos Molina (también socialista), Héctor y Pedro Hernández (socialista, este último caído en combate ), Gustavo y Salustino Herrera Jarpa (socialista, oficial e integrante del Estado Mayor del Ejército Popular), Bernardo Ibáñez, George Lang, Félix López Cáceres (sindicalista de la francesa CGT Confederación General del Trabajo), Francisco Marín Marín (socialista), Alberto Miranda, Ciro Rivera Videla (capitán de artillería), Eustaquio Riveros Gómez (jefe del Estado Mayor de la Brigada Internacional CXXIX), Julián Rueda Nieto (miliciano), Rubén Soto Echenique (socialista y capitán del Ejército Republicano), Benito Torrente (enfermero), Luis Uribe Castro y Ernesto Villarroel (ambos socialistas), Juan Zardolla y Jorge Campillo. También figura en la lista del suizo una única mujer chilena en las filas republicanas: Mónica Milward, quien actuara como oficial de prensa en Barcelona.
La mayoría de esta información ha sido compilada por la excelente historiadora Olga Ulianova, quien ha seguido, hasta donde le ha sido posible, el levísimo rastro de estos compatriotas nuestros, de estos militares, marinos y aviadores chilenos, muchos anónimos, que no vacilaron un instante en jugarse la vida por la causa popular en España. Y a quienes rendimos desde aquí un emocionado homenaje que vuela más allá del óxido que el tiempo y la historia acumula sobre los hechos y las cosas de los hombres.
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